Lección 12: ¡Jesús me AMA!
Querido(a) amigo(a),
¡El Señor Jesucristo es la Persona más maravillosa en todo el universo de Dios! Él está sentado a la derecha de Dios Padre, y toda la gloria de Dios reposa sobre Él. ¡Él está en el trono del universo de Dios!
Conocer la maravillosa Persona que es Jesucristo y amarle con todo mi corazón, causa gozo a Su corazón. Jesús no es una “fuerza”. ¡Él es una persona! Él quiere ser mi mejor Amigo y el más especial. Él desea que yo disfrute de Él y Él quiere disfrutar de mí, del modo que los mejores amigos disfrutan uno del otro.
El modo de disfrutar del Señor Jesús es amándolo con todo tu corazón y ponerlo en primer lugar en tu vida. Una joven muchacha llamada Amanda había aprendido este secreto. Ella dijo: “Yo siempre lo pongo a Él en primer lugar en mi vida. Yo hablo mucho con Él. Realmente le amo, y Él me ama aún más. No me puedo imaginar vivir sin Él”.
Todos en el cielo aman y alaban al Señor Jesús. Yo amo y alabo a Jesús también. Hay tres razones por las cuales yo le amo mucho.
Le amo por lo que Él hizo por mí. Él sufrió y murió en la cruz para que yo pudiera ser perdonado de mis pecados y pudiera pertenecerle. La Biblia dice que Cristo: “se presentó una vez y para siempre por el sacrificio de sí mismo, para quitar de en medio el pecado” (Hebreos 9:26).
Le amo por lo que Él es. Como el Hijo de Dios, Él mismo es Dios; y aun así Él es Hombre – el Hombre Jesucristo a Quien conocemos y amamos. Cuando pienso en quien soy yo, y Quien Él es, me asombra que Él me ame tanto, y que haya venido a vivir en mi corazón.
Yo le amo porque Él me ama. Aunque el es “el Señor de Gloria” y exaltado al lugar más alto en el cielo, Jesús conoce y ama a cada uno de nosotros con un amor real y personal. La Biblia dice: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”(1 Juan 4:19).
Antes que yo conociera al Señor Jesús como mi Salvador, yo estaba separado de Dios, viviendo para mí mismo, y haciendo lo que yo quería. Dios rara vez estaba en mis pensamientos.
¡Entonces una cosa asombrosa sucedió! Jesús me atrajo hacia Él mismo. Yo no era mejor que los demás, pero Jesús me escogió y me salvó.
¿Por qué Jesús me escogió? ¡Me escogió, porque Él me ama! ¡Él me conocía y me amaba aún antes que yo naciera! Esto es asombroso, pero es verdad. El Señor dice: “…Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3).
¿Qué significa “redimir” a una persona? Significa rescatarla al pagar un precio. Antes que el Señor me salvara, yo era un esclavo de Satanás. Yo estaba en el reino de las tinieblas de Satanás. Pero Jesús me amó tanto que me redimió.
¿Cuál fue el precio que el Señor Jesús pagó para redimirme? El precio fue su propia vida. Sobre la cruz Él dio su vida por mí. Él derramó su preciosa sangre para que mis pecados pudieran ser perdonados de todos y perteneciera a Él. Puedo decir con el apóstol Pablo: “…vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
¿Cuál fue el propósito de Jesús al redimirme? Su propósito era que yo le perteneciera. Cuando tú compras algo, te pertenece. El Señor Jesús me “compró” al dar su vida por mí. Ahora yo pertenezco a Él. La Biblia dice:
“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestros cuerpos y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:20).
El Señor Jesús es el Gobernador de Dios sobre todo el universo. Él tiene todo poder en el cielo y en la tierra. Aunque es exaltado al lugar más alto en el cielo, el Señor Jesús me ama tanto que Él quiere mi compañía. Él quiere que yo pase tiempo con Él cada día, leyendo su Palabra y orando a Él.
¿Te gustaría que te dijera un secreto? Es este: ¡El Señor Jesús está enamorado de ti! Tú no te puedes haber dado cuenta, pero Él te ama con todo su corazón. Estas son algunas formas en que tú y yo podemos mostrar amor al Señor Jesús:
Muestro mi amor por Jesús al darle el mejor regalo que yo le puedo dar a Él. El mejor regalo que yo le puedo dar es el regalo de mí mismo. Aunque yo le pertenezco, Él no hace que yo me de a mí mismo a Él. Él desea que yo decida hacerlo porque lo amo.
Yo muestro mi amor a Jesús al obedecerle. ¡Los creyentes son obedientes! Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Si yo verdaderamente amo al Señor, No haré cosas que le ofendan.
Yo muestro mi amor por el Señor Jesús al pasar tiempo con Él. Jesús nos pregunta: “¿Me aman lo suficiente para pasar tiempo conmigo cada día, leyendo mi Palabra y hablando conmigo?”
Muestro amor por el Señor Jesús al esperar su regreso. Esta es la “Bendita Esperanza” de los cristianos – que algún día Jesús regresará para llevarnos con Él y estaremos con Él por la eternidad. La Biblia dice que nosotros debemos estar siempre: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”(Tito 2:13).
Una chica de 13 años escuchó atentamente mientras el pastor le explicaba cómo el Señor Jesús le amó tanto que Él voluntariamente fue a la cruz para morir por sus pecados. Le habló acerca de como el Señor Jesús la había redimido con su propia sangre preciosa para que ella pudiera pertenecerle.
El corazón de esa chica fue profundamente conmovido por lo que ella escuchó. Ella amaba al Señor Jesús con todo su corazón y ella quería mostrarle su amor. Ella no tenía dinero, así que parecía como si no tuviera nada que darle al Señor. Entonces ella pensó en un regalo que podría gustarle mucho al Señor Jesús.
Cuando el ujier pasó la canasta de la ofrenda, la chica le susurró: “Por favor baja la canasta”. Él la bajó. Entonces ella dijo: “por favor bájala más”. El ujier la bajó hasta el suelo. La chica se metió en ésta. Ella estaba dando al Señor Jesús el mejor regalo que ella pudiera alguna vez darle. ¡Ella se estaba dando a sí misma a Él!
Aunque nosotros no podemos saber el tiempo exacto cuando Jesús regresará, nosotros sabemos por medio de la Biblia que Él viene pronto.
¡Para los cristianos, este será un tiempo de gran gozo! Los que murieron confiando en Jesús serán instantáneamente resucitados, con nuevos cuerpos gloriosos. Aquellos que estén viviendo cuando Él regrese serán instantáneamente transformados. Todos los cristianos serán llevados a encontrarse con Jesús en el aire y estaremos con el Señor Jesús para siempre. Tú puedes leer acerca de esto en 1 Tesalonicenses 4:13-18.
Mientras esto ocurra, tenemos que esperar muchas pruebas y problemas. El Señor Jesús quiere que le seamos fieles, no importa lo que pase. Un hombre joven fue capturado por algunos rebeldes, cuando ellos supieron que él era cristiano, el líder rebelde le dijo que si no renunciaba a su fe en Cristo, sería fusilado. El hombre joven respondió: “¡Tú me puedes disparar, pero vivo o muerto, yo soy un hombre de Jesucristo!” ¡El Señor ama personas como esas!
¡Jesucristo está viniendo por los que creen en Él! Tal vez se rían los que no creen en él y se burlen de nosotros, pero la Palabra de Dios es clara. Dios nos ha dado cinco verdades poderosas relacionadas con el regreso de Cristo:
“Porque el Señor mismo… descenderá del cielo”.
“Los muertos en Cristo resucitarán primero”.
“Seremos arrebatados”.
“Estaremos siempre con el Señor”.
“Todos nosotros seremos transformados”.
- Tomado de 1 Tesalonicenses 4:16-17, y 1 Corintios 15:51-52
3 Grandes Verdades para recordar
- El Señor Jesús me amó tanto que me escogió.
- El Señor Jesús me amó tanto que me redimió. Jesús dio su vida por mí para que yo le pudiera pertenecer.
- El Señor Jesús me amó tanto que Él quiere mi compañía. Una de las formas que yo le muestro mi amor es al pasar tiempo con Él cada día, leyendo su Palabra y hablando con Él en oración.
“Señor Jesús, gracias por amarmetanto.
Yo te pertenezco,
y no importa lo que pase, quiero vivir para ti.
En el Nombre de Jesús, amén”.
Yo te pertenezco,
y no importa lo que pase, quiero vivir para ti.
En el Nombre de Jesús, amén”.
CAPÍTULO DOCE
Al fin Victoria
Resumen del capítulo anterior: Rebeca le contó a Rubén acerca del complot para poner a Carlos en la balsa y empujarla dentro del río. Rubén no pudo ayudar a Carlos, pero Daniel, el Sr. Torres y la policía vinieron al rescate.
Después de una parada en la estación de policía, el oficial continuó hacia la casa de Carlos. Rubén y Daniel caminaron con ellos a la puerta de enfrente. Cuando el padre de Carlos abrió la puerta, se alarmó por lo que vio. El policía le explicó lo que había ocurrido y luego agregó: “Tú puedes decidir presentar cargos contra los otros chicos, pero nosotros queremos poner a Alejandro Santos bajo supervisión judicial. Yo creo que no tendrás más problemas con él”.
Cuando el policía se marchó, el Sr. Moreno les hizo unas cuantas preguntas más a Rubén y a Daniel. Cuando se levantaron para marcharse, Carlos comenzó a caminar con ellos pero su papá le dijo: “no, hijo. Tú necesitas estar con tu familia ahora”.
Rubén y Daniel decidieron caminar hasta la casa de Rebeca. Por el camino Rubén preguntó: “Daniel, ¿Cómo te enteraste acerca de lo que Alejandro iba a hacer?”
Daniel sonrió y luego dijo: “Bueno, yo te conté que mi papá ha cambiado desde que yo recibí a Jesús como mi Salvador. Me mantengo contándole las cosas nuevas que aprendo de la Biblia. Nosotros tenemos grandiosas conversaciones y las cosas van mucho mejor en casa ahora. También le he contado acerca de mis nuevos amigos – tú, Carlos, y Rebeca – y acerca de Alejandro también”.
“Hoy él estaba en la tienda de la esquina cuando Alejandro y los otros chicos entraron. Les escuchó hablar acerca de sus planes con Carlos y la balsa. Papá me envió para ayudarte, mientras tanto él fue a la estación de policía”.
Daniel hizo una pausa mientras subían las escaleras hacía la casa de Rebeca; luego continuó diciendo con una sonrisa: “Como no te pude encontrar, te dejé un mensaje con nuestra pequeña ayudante”. Daniel y Rubén se sentaron junto a Rebeca en el frente de su casa. “Nos tomó un poco de tiempo, pero finalmente todos llegamos allí”.
Rubén le dio una palmadita en la espalda a Daniel diciendo: “Fue maravillosa la forma como nadaste hacia Carlos”.
Rebeca dijo con lagrimas en los ojos: “Pobre Carlos, ¿cómo pudo Alejandro planear una broma tan fea? Como me gustaría que Carlos conociera a Jesús”.
Los ojos de Rubén brillaron en tanto que movía la cabeza afirmativamente y dijo: “Carlos ha aprendido mucho con toda esta situación, yo pienso que él está muy cerca de tomar esa decisión”.
Rubén estaba en lo cierto. Justo cuando terminó su desayuno en la mañana siguiente, él oyó que llamaban a la puerta. Allí estaba parado Carlos con una gran sonrisa; vestido con sus mejores ropas, y preguntó: “¿Crees que puedo ir a la iglesia y a la escuela dominical contigo?”
Rubén respondió: “¡Seguro! Déjame buscar mi Biblia e iremos. Incluso mis padres van a ir hoy”.
En camino a la iglesia, Carlos susurró al oído de Rubén: “¿Crees que soy un cobarde por tener temor del agua?”
Rubén respondió calmadamente: “No, por supuesto que no. No después de lo que le pasó a tu hermano. Pero sé que si tú confías en Jesús, Él te ayudará a vencer tu temor y a aprender a nadar. ¡Quien sabe, tal vez podrías ayudar a salvar algún día la vida de un chico que se esté ahogando!”
Carlos respondió mientras entraban a la iglesia: “Eso sería grandioso”. La lección de escuela dominical era acerca de hablarles a otros de Jesús con palabras y con hechos.
Carlos escuchó cada palabra. El maestro le dijo a la clase que era muy serio NO hablarles acerca del Señor Jesús. Él les habló de las palabras de Jesús en la Biblia, que si nosotros nos avergonzamos de hablarles a nuestros amigos de Jesús, Él se avergonzará de nosotros cuando Él regrese.
Cuando ellos estaban saliendo del salón de clase, Carlos corrió hacia Rubén y le susurró: “Rubén, yo deseo recibir a Cristo en mi corazón. ¿Crees que el maestro me ayudará?”
Rubén respondió emocionado: “Sí, sí, él lo hará. Toma el tiempo que necesites”.
Cuando el maestro oyó lo que Carlos quería, sonrió y se sentó con él y comenzó a explicarle los pasos para recibir a Cristo en su corazón. Le dijo que él debía arrepentirse de su pecado, creer que Dios le ama y quiere perdonarlo; que Cristo murió por él; y que debía recibir al Señor Jesús como su Salvador personal. Cuando el maestro vio que Carlos entendió lo que le estaba diciendo, ellos oraron juntos y Carlos recibió a Jesús como su Salvador.
En el camino a casa, los chicos estaban muy alegres, no dejaban de sonreír. Carlos dijo: “Rubén, en verdad estoy muy contento que no tuviste vergüenza de hablarme acerca de Jesús. La forma que tú decidiste hacer las cosas correctas y dijiste que lo sentías cuando hiciste cosas malas – todo eso me ayudó a querer volverme cristiano hoy. Ahora tenemos que orar por Alejandro y todos los otros chicos de la escuela”.
“Sí, lo haremos. Rebeca ora por todos ellos todos los días. Ha estado orando por ti por largo tiempo. Pienso que ella ya regresó de la iglesia, vamos a contarle acerca de la decisión que acabas de tomar”.
¡Cuando Rebeca escuchó las buenas noticias, su cara se iluminó de gozo! Cuando los chicos estaban yéndose, ella metió su mano en una caja y sacó un separador de páginas en forma de “Espada Plateada”, y dijo: “Carlos, esto es para ti. Yo sé que Rubén desearía que tú tuvieras una porque eres su mejor amigo”.
Carlos sostuvo el separador plateado en su mano. Luego comenzó a leer Salmos 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Luego le dio la vuelta al separador y leyó Efesios 6:17: “Tomad…la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. Entonces dijo: “Gracias, Rebeca. Yo sé que si uso mi espada al igual que Rubén ha usado la suya, el Señor Jesús estará feliz”.
Rebeca respondió mientras les despedía agitando su mano: “¡Él en verdad lo estará!”
FIN
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