5. Generemos pensamientos de acción.
Se trata de concentrarte en las posibles respuestas a la pregunta sobre qué puedes hacer. En primer lugar, haz una lista de tus miedos y, luego, agrégale una acción posible de tu parte. Por ejemplo, si yo hago este negocio, ¿qué sería lo peor que pudiera pasar? Y ahora registra las respuestas. Lo peor sería que me quedara sin plata, lo peor sería que me echaran de casa, etc. De lo que se trata es de hacer uninventario de todo lo peor que te podría pasar y, paralelamente, generar pensamientos de provisión. Si me quedara sin plata, ¿qué podría yo hacer para volver a generarla? Antes de encarar un nuevo desafío que te causa temor, piensa cómo resolverías los posibles miedos que surjan. Esto es lo que llamamos pensamientos de acción, pensamientos de previsión. Es decir, si me sucede lo que estoy pensando que puede pasar, yo puedo hacer esto. Si me pasa esto otro, puedo poner en marcha este otro posible plan de acción. Entonces, en lugar de dejar que el temor aumente nuestra imaginación, comenzaremos a elaborar pensamientos de solución.
6. Afirmemos nuestra estima, creamos en nosotros mismos.
Detrás de todo gran miedo, hay un gran temor. Es el temor al abandono. En todos los miedos que nombramos, en el fondo hay un temor a ser abandonados. Recuerda en qué situaciones de tu infancia tuviste por primera vez este temor y perdona a las personas que te hicieron sentir de ese modo. El amor es el bienmás preciado que buscamos todas las personas y el primero que puede dártelo eres tú mismo. Por amor a ti, suelta ese recuerdo triste. Del mismo modo que tenemos miedos, podemos también dejar de tenerlos. Démonos tiempo y tratémonos bien, sin presionarnos, sin pretender ser valientes en un día.
7. Finalmente, decidamos compartir nuestra vida.
El egoísmo alimenta los miedos y las fobias. Algunas personas viven refugiadas en su miedo, pensando sólo en sí mismas y en sus propios temores, y así es como los síntomas crecen en quienes no pueden aprender a sacar algo de sí mismos y compartirlo con otros.
Sin apresurarnos, debemos darnos tiempo. Tenemos tres opciones. Podemos huir y tratar de evitar la situación que nos genera temor, simular que en realidad tenemos otro problema, o enfrentarlo y superarlo. La contracara del miedo es la motivación. Pero hoy, no esperes que te motiven de afuera, motívate interiormente y, si estás atravesando una situación difícil, ¡anímate! Establece nuevas metas. Un hombre y una mujer que tienen sueños y proyectos no ocupan su tiempo pensando en los miedos.
Si tienes miedos, la autoridad necesaria para dominarlos y conquistarlos está dentro tuyo, eres tú quien está en control de tu vida. Corre hacia el rugido, hacia ese miedo, enfréntalo y vas a tener la batalla ganada.
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