Romanos 2: 1 “ Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quien quiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo”
Santiago no podía creer lo que estaba viendo ¡Juan, había recibido la bandera y tenía el guardapolvo salpicado de barro! Santiago ocultó la risa debajo de su campera y buscó la mirada cómplice de otro compañero con quien pudiera burlarse de Juan. Parecía que nadie se había percatado de las manchas que chorreaban por el blanco delantal. Con picardía, pensó en todas las bromas que tendría que soportar Juan a causa de aquellas manchas.
Parece mentira que Juan se hubiese presentado así, en un día tan especial, ya que siempre era un chico impecable, tan distinto a él que andaba bastante desaliñado. Pero a partir de hoy, se dijo con cierta satisfacción mirando sus sucias zapatillas y su estropeado vaqueronuevo, ya nadie tendrá derecho a corregirme tomando como ejemplo a Juan: El está absolutamente descalificado con esas horribles manchas.
Santiago dejó de evaluar su aspecto y al volver su mirada a Juan quedó todavía más horrorizado porque descubrió que en la frente y cerca de las orejas, chorreaban delgadas gotas marrones ¡Esto sí que es vergonzoso! Susurró y ocultó una carcajada que sólo percibieron los que estaban cerca, quienes lo miraron extrañados, pensando qué era lo que le causaba tanta gracia. El chico que estaba adelante se dio vuelta para saber lo que estaba pasando y lanzó una risotada que hizo que otros compañeros miraran a Santiago y también se rieran. En ese momento una voz desde el frente pidió silencio y todo volvió a la normalidad.
¡Los chicos ya se dieron cuenta! Pensó contento Santiago, Juan será el hazmerreír de todo elcolegio. Desde lejos, Marisol se había dado vuelta y lo miraba con una gran sonrisa. Si ella nunca se había fijado en él ¿por qué lo estaba haciendo ahora? Sin duda Marisol también se reía de Juan. Por fin finalizó el acto. Santiago suspiró feliz, no veía el momento de reunirse con sus amigos para divertirse a costa de las manchas de Juan.
El grupo se dividió en dos, dejando un espacio en el medio para que pasen los que llevaban la bandera. Las autoridades del colego iban detrás. Santiago no apartó su mirada de Juan en todo este tiempo y ahora que lo veía de cerca ¡Qué grandes se veían las manchas! ¡Qué ridículo se vía Juan en ese estado! Lo extraño fue que al pasar, los maestros le sonreían de forma afectuosa. Cuando su señorita pasó a su lado, se inclinó de manera delicada hacia él y le susurró al oído:
–Santiago, Límpiate los anteojos porque están manchados con barro.
Rojo de vergüenza, Santiago se quitó los anteojos, no podía creer lo que estaba viendo: las manchas estaban sobre el cristal de sus anteojos. Y Juan, impecable como siempre, escoltaba la bandera a la vez que todos lo despedían con un fervoroso aplauso.
Por eso no es bueno criticar a otros. Antes debemos evaluar si no somos nosotros los que estamos en problemas.
Textos Bíblicos
Mateo 7:1-5
1- “No juzguéis para que no seáis juzgados.
2- Porque con el juicio con que juzguéis, series juzgados, y con la medida
Con que medías, os será medido.
3 – ¿Y por qué miras la paja en el ojo de tu hermano, y no echas de ver
La viga que está en tu propio ojo?
4 – ¡O qué diréis a tu hermano: déjame sacar la paja de tu ojo,
Y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5 – ¡Hipócritas! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces, verás bine
Para sacar la paja del ojo de tu hermano.”
1- “No juzguéis para que no seáis juzgados.
2- Porque con el juicio con que juzguéis, series juzgados, y con la medida
Con que medías, os será medido.
3 – ¿Y por qué miras la paja en el ojo de tu hermano, y no echas de ver
La viga que está en tu propio ojo?
4 – ¡O qué diréis a tu hermano: déjame sacar la paja de tu ojo,
Y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5 – ¡Hipócritas! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces, verás bine
Para sacar la paja del ojo de tu hermano.”
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