lunes, 1 de junio de 2015

TEMA : LOS MIEDOS TOXICOS No.2

2º Fase: Miedo propiamente dicho.
La gran imaginación activa el miedo y, a esta altura, el miedo ya se disparó y empezó a crecer. Es decir, al comienzo decimos si yo hablo en público, me voy a olvidar, ¡qué vergüenza!
Estos pensamientos recién elaborados ya te causa­ron miedo, y este miedo empezará a retroalimentarse nuevamente. Desde ese lugar, no sólo piensas ¡qué vergüenza!, sino también se van a reír de mí, se van a burlar, ¡voy a hacer el ridículo! Todo el mundo en el auditorio se va a reír de mí y ¡nadie me va a escuchar! A esta altura, el miedo empezará a activar más in­tensamente la percepción negativa de la realidad y co­menzará a distorsionarla.
Tu cuerpo también va a sentir el miedo, hará que te pongas torpe, que tu voz se aflaute, que los nervios se activen, que tu frente y tus manos transpiren, y el corazón se acelere. Y todos estos síntomas que co­mienzas a sentir, todas estas respuestas corporales harán que, efectivamente, se cumpla lo que desde un principio pensaste que iba a suceder.
Nosotros tendemos a no correr riesgos porque tenemos miedo a lo desconocido pero, en realidad, el miedo a lo desconocido es miedo a perder lo conocido.
3º Fase: El miedo te paraliza o te acelera.
¿Cómo nos paraliza? Una persona que siente temor de hablar en público, cuando se enfrente a esta situa­ción, comenzará a imaginar lo peor, le sobrevendrá mucho miedo y este crecerá hasta tal punto que blo­queará su cuerpo. Entonces, en el momento que tenga que dar la charla, lo más probable es que se quede sin voz. El miedo te paraliza.
¿Cómo nos acelera? El miedo hace que te muevas en la dirección opuesta a la que te conviene ir. Te lo voy a graficar con el ejemplo del león y su presa. ¿Por qué el león ruge? El león ruge para generar dos reacciones en la víctima: la paraliza para después comerla, o puede hacerla huir en la dirección opuesta, hacia donde estarán las leonas esperando para comerla.
Siempre el miedo te hace huir hacia el lugar equivocado. Esto nos recuerda que, cuando tenemos miedo, ha­cemos tonterías. Si no, sigue leyendo estos ejemplos.
Si tienes miedo a la noche, ¿qué haces? ¡Te cubres con la sábana como si la sábana fuese blindada!
¿Cuántas veces miraste debajo de la cama? ¿Para qué? Si hubiera alguien debajo de la cama, ¿qué harías? No sabes, pero te fijas igual.
¿Cuántas veces fuiste al placard para ver si había al­guien escondido allí? No te entra la ropa, pero piensas que puede haber una persona allí adentro.
Son cosas ridículas, ¿no? Pero el miedo, en esos mo­mentos, nos controla…
4º Cuarta fase: Mi primer recuerdo.
La gran imaginación nos trae miedo, el miedo nos paraliza o nos acelera, y esa emoción queda grabada en nuestra mente formando lo que llamamos “mi pri­mer recuerdo”. Cuando enfrentes una situación similar, el primer recuerdo que tendrás será de freno o de aceleración. Por eso, dice el dicho tan popular: “El que se quema con leche, ve una vaca y llora”.
Si tu miedo fue originado al haber hecho un mal ne­gocio, ante una nueva oportunidad se activará tu pri­mer recuerdo y tu pensamiento será como lo siguiente. Sí, pero a mí me engañaron. A mí me fue mal. Hay que tener cuidado. Mmm, no sé. Esta vez no me enganchan.
Si a ti te fue mal con una pareja, probablemente esa mala experiencia será el primer recuerdo que venga a tu mente cuando quieras acercarte a alguien del sexo opuesto.
Estos miedos lo único que logran es que pierdas de vista todo lo nuevo, la mejor gente, el mejor negocio y las mejores oportunidades que están por venir.

TEMA: LOS MIEDOS TOXICOS


Hasta el màs valiente tiene miedo.
Todos hemos experimentado miedo y es normal. Es una señal buena, positiva, de protección. Sin embargo, cuando este sentimiento es dirigido a un objeto sin fun­damento para que nos produzca miedo, entonces se transforma en irracional, persistente, te inmoviliza. En ese mismo momento comienza a ser tóxico y es preciso controlarlo porque el miedo que no es vencido puede durar toda la vida.
1. Las cuatro fases del miedo.
¿Cómo nos atrapa el miedo tóxico? ¿Cómo es su proceso de fascinación?
El miedo funciona como un círculo, dando vueltas en sí mismo. Decimos que se trata de un círculo porque el miedo se alimenta de sí mismo. Conocer el círculo del miedo nos dará los recursos necesarios para enfrentarlo de la manera correcta y poder así ayudar a quienes lo padecen.
Por ejemplo, un padre que le grita a su hijo porque tiene miedo frente a un perro o temor de quedarse en la casa de un compañerito o de realizar alguna actividad que le  implique un desafío estará incrementando aún más la inseguridad que ese niño siente dentro de él. Por cierto, este padre necesita saber cómo funciona el círculo del miedo. Cuando éramos chiquitos nuestros papas nos decían ‘ten cuidado’ a nadie le decían ‘arriésgate’.
A medida que descubramos el origen de nuestros miedos y trabajemos en ellos, estaremos listos para superarlos. Las fases en las que el miedo se retroalimenta son cuatro:
1º Fase: Gran imaginación.
Frente a una determinada situación, el circuito del miedo se activa a través de una gran imaginación, una imaginación exagerada. Todo empieza cuando le damos rienda suelta a nuestra mente. Comenzamos a recorrer las fases del miedo cuando nos imaginamos lo peor. Algunos lo llamaron el síndro­me del juicio final. Es cuando frente a cualquier situación pensamos que nos va a pasar lo peor. ¡Algo catastrófi­co va a ocurrir!
Por ejemplo, para una persona que nunca habló en público, con el solo hecho de pensar que lo tiene que hacer, inmediatamente se activarán en su mente cientos de frases y voces que harán de este momento, una si­tuación traumática. En su imaginación se dirá muchas cosas a sí misma. Se van a reír de mí. Me voy a quedar sin voz. ¿Y qué pasa si me olvido de lo que tengo que decir? ¿Y si no me sale nada? ¿Y si la gente se aburre?
Esto es lo que nos causa el miedo, nos paraliza. Po­demos estar frente a una llovizna y pensar que se apro­xima un tornado. Cuando, frente a una situación, imaginamos exageradamente lo peor, habremos entrado en el circuito del miedo.

miércoles, 18 de febrero de 2015

TEMA: LOS NIÑOS Y LA SEPARACION DE LOS PADRES.








¿Por qué papá ya no vive en la casa?
¿Por qué se llevo sus cosas a otra casa?
¿Por qué ya no podemos vivir todos juntos?
Estas eran las preguntas de un pequeñín de seis años. Su mundo se estaba cayendo. ¿Qué es lo que pasa? ¿Será que papá no me va a volver a ver? Y si no me ve, ¡me a va dejar de querer!, ¡se va a olvidar de mí, de cómo soy!. – Mamá: por favor, vamos a buscarlo para que lleve las cosas otra vez a la casa.
En una familia, la separación de la pareja es vivida por cada miembro de manera diferente y personal. Si para el adulto (mamá-papá) implica elaborar que se ha roto un vínculo, una relación, un proyecto de vida; para los hijos/as el divorcio implica pasar un proceso de pérdida.
La separación y el divorcio conllevan muchos cambios. Se modifican por ejemplo las rutinas, la distribución del espacio físico, los tiempos de compartir, porque se deben establecer horarios de visitas con lo pequeños y muchos otros más. Pero hay también a raíz de todos los cambios, hay un maremoto emocional al que son sometidos los hijos/as
Con una separación o un divorcio, se modifica el concepto social de familia. Esta familia que nos dibujan en los libros, que salen en las películas, que enseñan en las escuelas: Papá, mamá e hijos.
Pero ante la separación, qué sucede; ¿dejamos de ser familia? , ¿me quedé sin familia?. Definitivamente la respuesta es NO; sin embargo, debo elaborar que mi familia ha cambiado y que ahora somos una familia diferente. Menciono esto así porque, aunque usted no lo crea, los niños/as lo ven así. Para ellos la desintegración de la familia los coloca de alguna manera en la posición de huérfanos.
Las parejas optan por separarse o por divorciarse por razones complejas, algunas de las cuales tienen poca o ninguna relación con la incompatibilidad marital. A diferencia de la decisión de casarse, la decisión de separarse raramente ocurre por mutuo consentimiento de la pareja. En general, uno de los miembros es quien quiere alejarse del matrimonio más que el otro.
Esta comprobado que estas decisiones suelen presentarse en todo tipo de familias, sin hacer excepción por raza, religión, estados financieros, condición social.
A la separación física, le precede una separación emocional. Algo cambió en la familia, en la relación. De alguna manera se ve venir, y si no lo vi venir, fue porque probablemente el dolor de pensarlo fue tanto que me negué a ver las señales.
Es importante ver el divorcio como un proceso y no como un acontecimiento, con su propia trayectoria de desarrollo. Suele representar una transición entre varias fases, que comienza con la insatisfacción conyugal y que puede terminar o no con un nuevo matrimonio.
Ahora bien, la relación con los hijos/as también va a ser alterada de mucha o poca manera, dependiendo siempre del rumbo que le de la pareja. Es por esto que en ocasiones los que más tienen que asumir consecuencias son los hijos y las hijas.
Veamos algunas de las situaciones que se pueden presentar ante una separación y un divorcio.
1. La relación padres-madres/ hijos-hijas y el divorcio:
Un complejo balance de fuerzas psicológicas gobiernan la relación entre padres-madres / hijas-hijos en los matrimonios fracasados. De hecho, es evidente que aún y cuando, la relación de pareja, se mantenga en una ”atmósfera libre de conflictos” cuando la separación de la pareja se acerca, se generan tensiones que afectan de alguna manera a los hijos.
La relación padre/madre –hijo/hija es vulnerable a las tensiones maritales; paradójicamente también pudiera suceder que con la separación de la pareja, las relaciones con los hijos/as cambien favorablemente. He escuchado chicos decir que desde que sus papás se separaron pasan más tiempo con ellos (por separado), pasean más, discuten menos, conversan más.
2. Cambios en el cuidado infantil:
Se reestructuran los roles de cuido. Ahora mamá debe de pronto asumir uno días y papá otros. En algunos casos, uno asume las citas médicas, el otro los gastos de estudio. Los pequeños/as de pronto recienten la ausencia del que se fue, principalmente cuando surgen los imprevistos y se debe recurrir a alguién ajeno a la familia por ayuda. La queja de muchas madres es que la distribución de tiempos no es justa: mientras con ellas ven deberes, tareas, exámenes; los fines de semana con papá van al cine, a fiestas, a romper hábitos alimenticios. Se puede entonces entrar en un conflicto por lo que cada uno considera necesario dar a los hijos mientras están con ellos.
3. Temor al abandono:
Los niños/as y adolescentes son vulnerables al sentimiento de perdida de la seguridad, el apoyo y la protección. Se enfrentan a un mundo menos confiable. Los más pequeños se suelen preocupar por quién los va a cuidar y quién los va a alimentar. Su temor, también tiene que ver con la relación que se establecerá con papá y mamá despues de la separación. Pueden pensar que si la unión marital pudo disolverse, su relación podría también terminarse. Muchos pueden experimentar sentimientos de abandono y miedo a quedar solos.
4. Efectos del divorcio en los niños/as de corta edad :
Glyk (2003) plasma en su libro de terapia familiar y conyugal que son varios los motivos que llevan a suponer que los conflictos matrimoniales van a impactar más negativamente a los preescolares, pues durante la infancia temprana es más probable que los niños se culpen a sí mismos de las disputas de sus padres o que piensen mágicamente que pueden intervenir eficazmente en las mismas. También requieren de una supervisión más estrecha y tienen una menor autonomía, de manera que su capacidad para marcharse cuando se produce una situación tensa entre la pareja también es menor. Finalmente, en los pequeños es más probable que manifiesten conductas disruptivas de forma manifiesta y repetitiva (gritos, rabietas, desobedecen las ordenes relativas a las rutinas del hogar, a las comidas o al momento de irse a la cama) y a su vez estas conductas pueden aumentar el riesgo de conflictos entre los padres por la socialización del niño y deteriorar el nivel de satisfacción matrimonial.
Los niños a tempranas edades confían en la estabilidad del matrimonio y en la familia. Cuando hay secretos que dificultan la estrecha relación entre sus miembros, la familia se desorienta, pierde el rumbo.Entonces, los hijos que han vivido en medio de ocultamientos y mentiras, dejan de confiar en lo que se les dice, y por consiguiente, se vuelven inseguros y dependientes. Cuando al fin la estructura familiar se derrumba, quiza no haya ninguna relación sincera a la que recurrir y los hijos se sientan lanzados a la deriva.
Seguiremos desarrollando este tema en una próxima entrega.

TEMA: LOS NIÑOS Y EL DIVORCIO

Qué pasa cuando papá y mamá se  divorcian?
El egocentrismo en niños pequeños hace que muchos de ellos tiendan a considerarse en estas situaciones los causantes de toda desdicha, se sienten culpables y suponen que en verdad lo son.
Aunque el secreto del conflicto entre los padres,  quede al descubierto, la situación puede ser perturbadora. Los niños y las niñas no tienen poder para modificar la conducta de sus padres, pero mediante su conducta pueden hacerles la vida imposible  y/o hacérselas a sí mismos. Algunos pueden sentir la necesidad de  atacar con furia al progenitor que según ellos,  ha traicionado la seguridad de la familia.
Los síntomas de inseguridad, las regresiones conductuales, la angustia manifiesta en el conductas tales como el aferramiento , enuresis, encopresis, llantos desmedidos, conductas agresivas,  chupeteo del pulgar, piromanía, rabietas, terrores nocturnos … de hecho, cualquier cosa que parezca una respuesta apropiada al miedo de que su familia esté a punto de ser destruida
Otro de los conflictos existentes para los niños(as)  es llegar al cuestionamiento de con quién me quedo o a quién le hago caso. A algunos niños y niñas entonces les podría resultar más fácil agruparse en torno del cónyuge abandonado, pero esta alianza puede ser muy  frágil porque uno y otro se turnan en tratar de recobrar al que se fue. Varios investigadores han tratado de comprender y medir el impacto del divorcio sobre los hijos. Todos los estudios indican que es desastroso. Los más optimistas suguieren que la mitad de los hijos de un divorcio vuelven a una vida normal cinco años después de este. Todo síntoma posible ha sido atribuido al divorcio, probablemente con razón. No es raro que el conyuge abandonado se recupere por completo, en tanto los hijos continúan bajo los efectos de la conmoción.
Los niños terminan pensando, sintiendo y creyendo que tienen que tomar partido. El problema a veces se incrementa cuando quien  tiene la custodia es el responsable de las cuestiones de disciplina y comportamiento, mientras que el otro suele traer regalos y se lleva a los niños a lugares divertidos.
Sin embargo, el divorcio muchas veces puede ser la salvación para la estabilidad de la familia, así que se debe de trabajar con ellos para eliminar todo sentimiento de culpa y poder hacerlos comprender que es lo mejor.
Una de las cosas más importantes es explicarles que la pareja es quién se divorcia, no los padres de los hijos. Es un  hecho, que  en algún momento tienden a culpabilizarse,  aunque sus padres o familiares les aseguren que no son responsables. Tenga presente que eventualmente pudieran  sentir que su supervivencia está siendo amenazada entonces sus mentes les juegan una trampa al pensar que si hubieran hecho algo diferente o mejor, sus padres seguirían juntos.
La separación de la familia  produce sentimientos de abandono, duelo y pérdida, y esto se da  independientemente de la edad. Podría ser que los niños sientan que reciben menos atención de los padres durante este periodo,  debido a que su  atención esta dirigida al proceso del divorcio y a los nuevos planes de vida. Es probable entonces que los niños respondan con conductas desobedientes, enfadadas, exigentes o depresivas.
Glick y otros (2003) en su libro Terapia conyugal familiar explica que es conveniente recordar que, al igual que muchos otros problemas, el divorcio es un proceso y no un acontecimiento aislado. Inicialmente, la mayoría de los hijos/as lo único que saben es que el divorcio es inminente. Los hijos/as no conocen realmente que significará la separación para ellos hasta que hayan vivido la experiencia, y normalmente no saben qué preguntas plantear al principio. Los padres/madres deben de hablar del divorcio con los hijos varias veces en las semanas posteriores, conforme se hacen los planes. De esta forma los niños estarán anuentes a hablar al respecto y sabrán que cuentan con tiempo para ser escuchados y tomados en cuenta, no aislados como suele suceder. Pero sobretodo se debe ser sincero y comunicar con palabras sencillas lo que está ocurriendo.
Ante una situación como esta, tome en cuenta que:
•    El divorcio suele tener repercusiones en las etapas del desarrollo de los niños/as; sobre todo a nivel emocional, por eso  es importante que busque ayuda de algún especialista.
•    El divorcio no solo es una separación o ruptura entre los padres,  sino también en  la relación con  los hijos(as) o por lo menos con sus fantasías.
•    La influencia del divorcio, el tipo de trato y el ambiente familiar que exista, va a repercutir en el niño(a); siendo este quien presenta los síntomas de la situación.
•    Los padres deben mantener al margen sus discusiones y no involucrar a los niños(as) en sus conflictos.
•    Por más razonable que ocurra la separación, los hijos siempre van a manifestar algún tipo de reacción ante lo que sucede con su familia.
•    Los niños(as) tienden a culpabilizarse de la situación, es por eso que al niño(a) se le debe de recordar que este proceso no es con él o ella; sino una cuestión de pareja.
•    Cuando los niños/as son pequeños, algunos padres tienden a ignorar su proceso, y lo tapan con la excusa de que no entiende porque es muy chiquitito(a), así que no los suelen llevar a terapia, a no ser que tenga algún problema en su comportamiento o actitud que les preocupe. Es necesario hablar sobre la situación y preguntarles  como lo van elaborando.
•     Al niño se le debe comunicar siempre la situación y hablarle con la verdad de acuerdo a su edad y a las inquietudes que este tenga.
•    Es recomendable que aunque no se presente ninguna conducta adversa el niño(a) participe en un proceso terapéutico para desahogar todos los sentimientos que muchas veces reprimen.
•    Se debe respetar y entender los sentimientos del menor aunque sea este muy pequeño y se crea que no comprende.
•    Si los padres se comprometen a darle una estabilidad al niño(a), este proceso será más fácil, para él o ella.
•    Papá/mamá  deben de tratar de ponerse de acuerdo en cuanto a las reglas y formas de crianza para así no desestabilizar más el proceso, ni dejar que surjan preferencias o manipulaciones.
•    El divorcio es de los padres, así que los hijos deben de estar presentes solo en casos que lo amerite. Importante que la casa no se convierta en un ring de boxeo.
•    Es importante cumplir  las promesas que se les hacen y procurar ser realistas con ellos.
•    La terapia es un trabajo conjunto, tanto el padre como la madre deben de estar no solo de acuerdo a que asista sino también en participar en este.
•    Nunca se debe de comparar las pérdidas, cada niño lo vive distinto.
•    El niño no solo pierde a su ”familia” sino que que  hay perdida de expectativas de que la familia seguirá unida,  de confianza, de familiaridad y de las rutinas, de seguridad, pérdida de residencia, y/o cambio a doble residencia.
•    Se debe procurar abrir espacios dentro de la familia para que ellos puedan expresar sus sentimientos, y aclarar sus dudas.




TEMAS :RELACIONADO A LA FAMILIA

¿Cómo afecta a un niño la separación de sus padres?



    Hay que tener más detalles y ser explícitos en el cariño que se le da al niño. Como algo se ha quebrado, este puede pensar que ya no lo quieren
    Karina Shiroma, psicóloga educacional

    Todo niño que tiene una familia crece con la idea de esta es para siempre. Una ruptura como el divorcio de sus padres es una experiencia muy fuerte para ellos. Así lo señaló la psicóloga educativa Karina Shiroma. 

    “Los niños (que experimentan el divorcio de sus padres) están distraídos en clases, decaídos, más pensativos o callados. Si es una niña muy sociable o alegre, el cambio es notorioy puede reflejarse en las notas. Hay niños más irritables o intolerantes, con un fastidio interno”, acotó. 

    Los sentimientos que suelen vivir estos niños son de tristeza, ansiedad o culpa, pues a veces piensan que algo que hicieron ocasionó la separación; otros se bloquean pues el divorcio es una experiencia fuerte que no quieren conectase con sus emociones sobre todo al inicio. 

    ¿Cómo ayudar al niño cuando el divorcio de sus padres es un hecho? ¿Cómo deben papá y mamá decírselo a su hijo? ¿Deben ser más explícitos al expresarle su afecto? ¿Es bueno ocultarle al hijo la tristeza por la separación o mostrarse sincero con él?

    Para Shiroma es importante que ambos padres hablen juntos con el niño y no lo hagan por separado para evitar dar mensajes diferentes y causarle confusión. La comunicación “debe ser clara, concreta, sin dar mucho detalle y sin mentiras”, explicó. 

    “Tienen que ponerse de acuerdo sobre qué se le va a decir al niño. No tanto el detalle sobre qué pasó, sino explicarle el por qué en forma genérica diciéndole que ‘no logramos comprendernos, papá y mamá se han estado peleando mucho, debemos darnos un tiempo´”, indicó. 

    La experta dijo que es importante explicarle que la separación es un problema de los padres y que los niños no tienen nada que ver con el asunto. “Los hijos que atraviesan esta situación pueden responsabilizarse o culpabilizarse por las dificultades entre los padres”, comentó. 

    Asimismo, indicó que es necesario explicitarles a los niños el amor que se les tiene a cada uno de ellos. “Hay que tener más detalles y ser explícitos a ese nivel. Como algo se ha quebrado, el niño puede pensar que ya no lo quieren”, advirtió Shiroma. 

    Además, dijo que es indispensable que los niños sepan que el divorcio es un episodio triste y pueden conversarlo cuantas veces quieran. “Es bueno propiciar espacios donde los niños puedan expresar el tema, sus emociones y pensamientos”, precisó la experta. 

    Papel de la escuela

    La separación de los padres es un hecho muy fuerte y doloroso para el niño. “Cuando sucede la separación lo primero que debe hacer el maestro es observar mucho al niño, ver los cambios a nivel de conducta, académico, social o a nivel de apetito”, señaló la psicóloga educativa Karina Shiroma. 

    La especialista explicó es bueno preguntarle al niño si quiere que la profesora sepa del problema entre sus padres, pues la tutora que es la más cercana para el niño en la escuela. “Su papel es fundamental para que sepa que en el colegio hay una persona que puede acompañarlo en el momento que lo necesite”, manifestó.

    Según su experiencia, el niño puede sentirse más libre de conversar con alguien que está fuera de la familia de lo que está sucediendo en casa. “Necesitan compartir su tristeza y experiencias que le causan mucho dolor y se podría pedir una ayuda externa para el niño según el caso”, acotó.  

    Consejos prácticos para padres separados 

    - Evite incumplir con lo que le promete al niño. “Decirle que papá irá a verlo y cumplirlo, pues hay padres que se emocionan y ofrecen mucho, pero no lo cumplen. El niño puede desilusionarse y a dejar de creerle a los padres por sus promesas”, dijo Shiroma.

    - No salga en familia y organícese para que el niño tenga un espacio con papá y mamá por separado

    - Cuando el padre quiera visitar a sus hijos después de salir de casa, es bueno establecer límites, por ejemplo que no tenga la llave de la casa. 

    - Cuando la separación genera mucho conflicto a la pareja hace mucho daño a los niños. Es importante que los padres sean lo mas racionales y busquen algún apoyo externo si saben que no pueden la relación con la pareja. 

    La persona que vive con el niño tiene que ayudar a que el lazo entre el hijo y el padre que vive fuera de casa se mantenga. Es bueno darle pistas y elementos al papá sobre qué le gusta al hijo para que no pierda el vínculo con él. 




    sábado, 27 de diciembre de 2014

    NAVIDAD ES SALVACION

    “Cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés” (Gálatas 4:4. La Biblia)
    Hablar de Navidad es hablar de salvación. Si ahora hiciéramos una encuesta entre las personas que no conocen a Dios, preguntándoles qué es la salvación y de qué necesitan ser salvados, las respuestas podrían ser parecidas a estas:
    De las deudas que tengo
    De trabajar tantas horas y ganar poco dinero
    De la inseguridad en el lugar donde vivo
    De mi pasado, que me tiene atado
    De mis enemigos
    Pero la salvación es mucho más. No sólo somos salvados de algo malo, sino que somos salvados para algo bueno. Dios tiene un propósito extraordinario y un plan para bendecir tu vida. La salvación también significa que recibes la libertad y el poder para cumplir el propósito de tu vida.
    El anuncio de la salvación para todo aquel que quiera aceptarlo, es la segunda declaración en el mensaje de Buenas Noticias que el ángel les da a los pastores de Belén en la primera Navidad: «Hoy les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor» (Lc.2:11 NVI).
    Este Salvador es para ti. Él vino por tu bien.
    Jesús es un Salvador personal. ¿Qué significa eso?
    Es probable que no hayas pensado mucho en tu necesidad de un Salvador o de qué necesitas ser salvado.
    Cuando la gente piensa en la salvación espiritual, con frecuencia tiene un concepto muy estrecho: piensan que la salvación sólo consiste en salvarse del infierno, o en encerrase todo el día en una iglesia.
    Sin embargo, cuando Dios envió a Jesús para que fuera nuestro Salvador, tenía en mente mucho más que eso. El regalo de la verdadera salvación de Dios es la libertad, el propósito y la vida en tres dimensiones. Incluye tu pasado, tu presente y tu futuro.
    Jesús te salva de algo.
    Jesús te salva para algo.
    Jesús te salva por algo.
    Jesús vino a salvarte del pecado y de ti mismo.
    ¿Estás de acuerdo conmigo en que TÚ eres la causa de la mayoría de tus problemas? Incluso cuando otras personas te causan problemas, tu respuesta natural con frecuencia los empeora. Si fueras sincero contigo mismo, reconocerías que tienes hábitos que no puedes romper, pensamientos que no deseas tener, emociones que no te gustan, e inseguridades y temores que no puedes ocultar; sin mencionar los remordimientos y los resentimientos que te tienen atrapado, además de todas aquellas cosas que desearías no haber dicho jamás.
    Para que se produzca un cambio, éste debe comenzar en tu corazón.
    Todos nacemos con una inclinación natural de seguir nuestro propio camino, en lugar del camino de Dios. Esta tendencia a elegir de forma equivocada, en lugar de tomar las decisiones correctas, se llama pecado.
    Pecado es cualquier pensamiento o acción que le niega a Dios el primer lugar en mi vida; un lugar que Dios tiene todo el derecho de ocupar. El pecado es nuestro mayor problema y es un problema universal. Tú y yo pecamos todos los días con nuestras palabras, pensamientos y acciones. La Biblia dice: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso”.
    Lo peor es que el pecado crea un hábito. Cuanto más lo hacemos, tanto más fácil nos resulta. Si alguna vez trataste de abandonar una adicción, mantenerte a dieta, o cambiar tu vida, apoyándote tan sólo en tu fuerza de voluntad, sabes lo frustrante que es eso. Consciente e inconscientemente, nuestras acciones proclaman: ¡No necesito a Dios, quiero regir mi propia vida y ser mi propio Dios!
    Siempre que uno hace lo que quiere, en lugar de hacer lo que Dios le dice que haga, actúa como si fuera Dios. Esa lucha con Dios crea enormes conflictos y estrés en la mente, en el cuerpo y en las relaciones. Esta actitud de obstinación orgullosa genera que te desconectes de Dios y te sientas lejos de Él y que tus oraciones rebotan en el techo.
    Si te sientes lejos de Dios, ¿adivina quién se ha distanciado?
    La Biblia dice: “El problema está en que sus pecados los han separado de Dios”. Nuestra desconexión de Dios nos causa preocupación, temor, ansiedad, confusión, depresión, conflicto, desaliento y vacío interior. Nos lleva a actuar de manera que engendra culpa, vergüenza, resentimiento y pesar. Dios no te creó para que vivieras desconectado de Él, por eso, cuando esto ocurre, sufres tensión y te sientes espiritualmente vacío.
    ¿Quién puede salvarnos? El gobierno no puede; tampoco las empresas privadas ni los centros académicos pueden salvarnos. Estas entidades sólo pueden ocuparse de los síntomas y resultados visibles del pecado pero cualquier solución duradera debe empezar en el corazón, y sólo Dios puede transformar los corazones. Él sí puede salvarte. Él desea hacerlo. ¿Se lo permitirás?

    viernes, 11 de julio de 2014

    TEMA: HOY SERE BENDECIDO EN TODO LO QUE HAGA



    Devocionales – Hoy… Seré Bendecido En Todo Lo Que Haga
    Y  tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres. Deuteronomio 15:18.
    El señor israelita debía dar la libertad a su siervo en el tiempo designado y cuando éste abandonaba su servicio darle un salario generoso para que pudiera establecerse. Debía hacer esto cordial y gozosamente; el Eterno prometía bendecir este acto de liberalidad.
    El espíritu de este precepto, como toda la ley de Cristo, nos obliga a tratar bien a nuestros subordinados. Recordemos cómo nos ha tratado el Señor y que esto nos obliga a nosotros a tratar a los demás con consideración.
    Es necesario que los hijos de un Dios de bondad sean generosos. ¿Cómo podemos esperar que nuestro gran Maestro bendiga nuestros negocios si somos injustos con los que nos sirven?
    ¡Qué bendición se promete aquí a las almas generosas! Si en todo cuanto hacemos somos bendecidos, tenemos verdadera bendición. El Señor nos la concederá, ora en la prosperidad, ora en el gozo de espíritu, o por el sentimiento de su favor, que es la más excelente de las bendiciones. 
    Él nos hará sentir que somos objeto de sus cuidados especiales y que estamos cercados de su amor. Nuestra vida en la tierra será así un gozoso preludio de la vida venidera. La bendición de Dios vale más que una fortuna. Enriquece y en ella no hay tristeza alguna.
    Hoy reconozco que solo por la bondad, misericordia y gracia de Dios soy y seré bendecido.
    Señor, a ti solo te doy la gloria y la honra. Tus bendiciones sobreabundan cada día en mi vida y serán derramadas una vez más en todo lo que haga. Amén.