lunes, 29 de junio de 2015

ADOREMOS CON EXCELENCIA MQV


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TEMA PARA REFLEXIONAR:El Divorcio, sus Causas y sus Consecuencias

Por lo general, las causas de un divorcio son menos numerosas y más sencillas que sus consecuencias.
El divorcio es la segunda causa más dolorosa después de la muerte. Todos sabemos que somos mortales y que algún día, lo deseemos o no, vamos a tener que partir de este mundo. En cambio el divorcio es una decisión voluntaria. Nadie está obligado a divorciarse, pues la mayoría de los matrimonios se forman con las intenciones que duren una vida entera. ¿Cómo nace entonces esa determinación de romper un hogar? Veremos algunas causas:

1- Si la pareja, o uno de sus miembros no tiene claro lo que significa formar una familia que cumpla con los votos hechos delante de Dios de permanecer fielmente en el hogar, el resultado será una familia tambaleante que difícilmente será estable. Si el comienzo de aquel matrimonio fue poco promisorio, el futuro del mismo no puede ser mejor.
2- Cuando alguien viene de un hogar derrumbado va a tener la tendencia a continuar con el modelo de vida que causó el daño en el hogar de sus padres. Eso es lo único que esa persona conoce, lo cual llega a parecerle normal, y si ese estilo de vida no se corrige a tiempo, seguirá destrozando nuevas vidas en el futuro. Eso es lo que el Señor identificó como la dureza del corazón.
3- Cuando la pareja se casa por un motivo equivocado. Por ejemplo, porque viene un hijo en camino, por interés a una herencia sustancial, por no quedarse solo (a), por atracción física, etc.
4- Por una conducta infiel
5- Por alguna adicción incontrolable
6- Por mantener discordias permanentes
7- Derroche del dinero, por mal manejo del mismo y por negocios mal hechos
8- Excesiva intervención o control por parte de los suegros
CONSECUENCIAS EMOCIONALES:
Las consecuencias de un divorcio por lo general son devastadoras y de larga duración, sin tomar en cuenta la calidad de vida que se tuvo durante ese matrimonio. Si el matrimonio se caracterizó por haber sido estable y bueno, va a dejar un dolor muy difícil de erradicar, a causa de los recuerdos imborrables que quedaron en todos los miembros de la familia envuelta, y en el resto de los familiares de la pareja. Los más afectados son siempre los hijos, porque ellos no entienden ni aceptan las razones de una separación. Ellos se niegan a mirar que una desgracia de esta clase pudiera llamar a la puerta de su hogar algún día.
Si el matrimonio se caracterizó por ser inestable, con muchos malos entendidos y discordias que hicieron la vida insoportable, igualmente dejará mucho dolor y resentimiento por el hecho de haber confiado en alguien que no llenó las expectativas y por el mejor tiempo de la juventud que se fue sin haber sido aprovechado.
Es una tarea imposible para un niño tener que digerir la amarga realidad de que uno de sus padres ya no está más en casa, y que el único tiempo que tienen para compartir con el padre ausente es limitado y en un lugar neutral, porque el padre que se fue ya no pertenece a esa casa a la cual entraba y salía con toda libertad durante todos los años que vivieron juntos como una familia. Ahora en cambio, si quiere ver a sus hijos tiene que tocar la bocina de su auto frente a aquella casa que un día fue su hogar.
Esa visita, aunque trae felicidad a los hijos, es incompleta, porque siempre habrá un asiento vacío, ya sea en el auto, o en el parque de recreaciones, o en aquel restaurante que frecuentaban cuando el grupo familiar estaba completo.
En todo divorcio, siempre los más afectados son los hijos, no importa la edad que tengan, porque para todo hijo es vital la unidad entre sus padres. Si el niño está en edad escolar le va a afectar mucho en su rendimiento académico. Y el hecho de verse siempre con uno de sus padres mientras que la mayoría de sus compañeros andan y viven con ambos padres, hace que su amor propio se desvalorice demasiado. Además de confundirse, su mente se va a saturar de incógnitas cuyas explicaciones jamás lograrán satisfacer su alma infantil.
La separación de los padres hace que sus niños crezcan con temor; se les hace más difícil poder establecer amistades de larga duración. Se han vuelto desconfiados y creen que en cualquier momento y por cualquier causa van a ser puestos a un lado de su círculo social. De modo que se les hace más fácil permanecer lo suficientemente distantes como para que no los consideren como antisociales, ni tan envueltos, para que el posible rechazo tan temido no les resulte tan cruel.
Cuando esos niños llegan a la juventud siguen teniendo problemas de adaptación en el medio ambiente donde se encuentren; ya sea el colegio o su lugar de trabajo. Ellos sienten que han sido en parte responsables del divorcio de sus padres, y eso hace que se sientan perseguidos por un sentimiento de culpabilidad que los obliga a vivir a la defensiva...siempre huyendo de un fantasma inexistente que los induce a pensar en la adversidad antes de que los hechos se encajen en su lugar.
Ese sentimiento de fracaso les impide levantar vuelo en todas sus actividades. La frase: “Y SI ME VA MAL” les acompaña al comenzar todas sus empresas, por lo tanto, piensan que sería más prudente no iniciar nada que conlleve cierto riesgo, pero, la verdad es que toda empresa conlleva un grado de riesgos. Por otro lado, como estas personas magnifican esos riesgos, la lógica les dice que es mejor no despegar. Los comentarios emitidos no incluyen a todas aquellas personas que han logrado sobreponerse a los efectos negativos que un divorcio deja en las familias.
Cuando estas personas forman sus propios hogares, les acompaña el trauma que su matrimonio se puede derrumbar cada vez que entre ellos se presenta un problema igual o similar al que ellos acostumbraban ver entre sus padres. En estos casos, la pareja que está en ventaja por no acarrear ningún trauma, tiene el deber sagrado de darle a su cónyuge el respaldo emocional que le asegure una vida unida y armoniosa.
Ningún divorcio es justificable cuando hay hijos de por medio, a menos que exista violencia doméstica. En ese caso, la víctima tiene que armarse de valor y abandonar el hogar inmediatamente después del primer incidente de abuso, y regresar si lo desea una vez que el victimario dé señales convincentes y permanentes de una total recuperación. Esa es la única circunstancia en que los hijos aprueban una separación, más aún, ellos aplauden la dignidad de la persona que no se prestó para esa deshonra tan ruin. Ese sería el único caso que no deja huellas dolorosas en los hijos.
La unidad matrimonial es algo que debiera cultivarse y mantenerse tan saludable como sea posible con tal de evitar su vulnerabilidad, sabiendo que su deterioro envuelve a muchas personas en un dolor innecesario, y que puede evitarse si el círculo familiar se atiende a tiempo y a plenitud.
Cuando una pareja lleva una vida demasiado turbulenta, se piensa que lo más recomendable sería terminar con esa relación. Pero eso no mitiga el dolor porque se sufre por el tiempo y oportunidades desperdiciadas. Por ende, siempre existirá la auto recriminación: “¡por qué no hice esto, o aquello, cuando aún estaba a tiempo para hacerlo, pero...no lo hice!
Al no existir violencia doméstica, la pareja tiene que pedir la ayuda divina para que sus emociones maduren y así impedir que brote la violencia y vuelvan a tener un nuevo amor. Son muchas las parejas que descubren sus virtudes y gozan en esa base, en lugar de sacar a relucir solamente los puntos negativos.
No se logra ningún progreso cuando se trata de reformar a la otra persona. Ella o él puede asumir una conducta que agrade a su cónyuge demandante pero ese cambio, por no ser genuino sino forzado, no va a durar más de uno o dos meses. Saldrá otra vez a relucir la verdadera personalidad de ese individuo.
Dios no nos ha dado la tarea de reformadores, sino de aceptarnos recíproca-mente tal como somos. Con una actitud positiva vamos a descubrir que aún los defectos de nuestra pareja nos pueden resultar divertidos. Recordemos que nadie es mejor o peor que el otro. Somos diferentes, y esa diferencia es lo que le da el sabor y la variedad a la vida matrimonial.
Como parejas, tenemos que amarnos así como Cristo amó a la iglesia, Él nos acepta incondicionalmente, tal cual somos, y cuando voluntariamente nos dejamos guiar por su Espíritu nos vamos asemejando más al verdadero modelo. Nosotros no cambiamos por someternos a un proceso riguroso de reforma. Recordemos que nuestra personalidad nunca cambia. Con la personalidad que hemos nacido vamos a vivir toda nuestra vida. Lo único que se puede eliminar son los malos hábitos, eso es posible no por fuerza de voluntad, sino por la presencia de Jesús quien dijo “Sin mi nada podéis hacer”. Tan solo así gozaremos de una reforma genuina, completa y permanente.
Otro dato conveniente recordar es que cuando se produce una ruptura, el que se queda en casa demuestra más sabiduría. Con esa actitud está manifestando que no tiene razón para huir, y que seguirá siendo el soporte necesario para todos sus hijos especialmente para los que están en mayor desventaja. En cambio, el que se va de su lugar, es como el ave que abandona su nido. Es capaz de dejarlo a la intemperie, a su suerte, sin importarle el depredador, ni cómo queda cada uno de los polluelos.

LA DISCRIMINACIÓN
En la mayor parte de los casos, una mujer divorciada va a sufrir discriminación en diferentes lugares: en edificios de apartamentos de alquiler, en las iglesias, en el momento de solicitar una línea de crédito. Va a ser abusada financieramente por personas faltas de criterio como algunos mecánicos, carpinteros, plomeros y comerciantes que ven su vulnerabilidad para tomar ventaja de ellas. Todas estas personas tratarán de abultar los precios de sus servicios profesionales, porque saben que sus clientes son personas crédulas y sumisas. Se les recomienda a las tales, que se hagan acompañar de un familiar cada vez que tengan que beneficiarse de dichos servicios.
A esta lista de posibles situaciones usted puede agregar alguna experiencia personal o algo ocurrido a otra persona. Así podrá formar un cuadro más completo de todo lo que puede sufrir una madre tan solo por el hecho de no tener al padre de sus hijos junto a ella.
¿SOMOS UNA FAMILIA TODAVÍA?
Esta es una pregunta que está en la mente de todos los hijos que se ven emplazados por la separación de sus padres. En esos momentos ellos sufren un desconcierto tan grande que les impide ver su propia suerte con claridad. Por esa causa ellos necesitan saber que el padre que va a estar a su cuidado les va a ofrecer una seguridad permanente. Aunque ese padre se sienta necesitado de refuerzos emocionales, tendrá que sacar fuerzas de alguna reserva con tal de darles a sus hijos ese calor de hogar que tanto les urge.
No importa cuán grande sea el enojo que usted sienta contra su ex pareja, los hijos no tienen que imponerse de los resentimientos que hay entre sus padres. Por lo tanto, lo mejor que una madre puede hacer por sus hijos es hablar bien del padre de sus hijos, de igual manera, lo mejor que un padre puede hacer es hablar con nobleza acerca de la madre de ellos.
Aunque la realidad sea diferente, es mejor hacerlo de esa manera para evitarles una catástrofe más destructiva aún. Tal vez en el futuro ellos lleguen a comprender las razones que sus padres tuvieron para separarse. Sin embargo, es mejor que todo se olvide y se sepulte sin sacarlo jamás a la superficie.
Ese pequeño grupo familiar que logra permanecer unido deberá levantar un muro de protección contra personas bien intencionadas. En ocasiones, estas personas no saben manejar situaciones tan íntimas y sensitivas de la familia, por lo tanto, no logran el bien que se han propuesto. Ese muro tendrá que ser lo más tan hermético posible para evitar que las cicatrices se abran y vuelvan a sangrar.
La atención hacia los niños, bajo ninguna circunstancia, debiera verse disminuida. En la mayoría de los países existen grupos de apoyo emocional para las familias que sufren el efecto de una separación. Y si no existieran dichos grupos organizados, las familias afectadas debieran reunirse, no para llorar, sino para motivarse a brindar actividades que ayuden a fortalecer a todos sus participantes, comenzando por los niños más afectados.

LA RECUPERACIÓN 
La recuperación tiene su período de duración el cual no se puede acortar para evitar caer en una nueva tragedia. Muchas personas creen estar completa-mente recuperadas cuando todavía no lo están y se lanzan prematuramente a la formación de una nueva relación, para sufrir un nuevo fracaso. De esa manera, si no hacen un alto en el camino, se van a causar a sí mismos un severo deterioro emocional.
Hay señales que muestran la sanidad emocional de alguien que viene saliendo del desgarro que produce un divorcio. Por ejemplo, la persona vuelve a funcionar a todo su potencial, tanto en sus trabajos y en su círculo social. Ya no se queja de su desgracia ni habla negativamente de su ex pareja y se le oye decir con gracia: “El tiempo que vivimos juntos fue bueno”.
“Si algún día vuelvo a casarme, será cuando esté completamente seguro (a) de que esa relación va a ser permanente”.
“Siento la necesidad de una persona adulta en mi vida”.
“Ya no volveré a cometer los mismos errores, la vida misma me lo ha enseñado”.
“Mis errores los recuerdo no para rumiarlos, sino como una lección bien aprendida”.
Tampoco hay que ignorar las pautas que los niños a veces suelen dar, especialmente cuando dicen: “Papá, queremos una nueva mamá, ó, mamá queremos un nuevo papá”. Ese mensaje no hay que ignorarlo porque ya lo han hablado entre ellos, por lo tanto, es algo de suma importancia. Es un clamor del alma que no se puede tomar livianamente para que no se sientan avasallados. Después de todo, hay lógica en creer que es mejor un buen padrastro a tiempo, antes que un padre desobligado y ausente.
El tema del divorcio es muy vasto con muchas ramificaciones y en algunos casos muy complicadas. Pero bien vale la pena tocarlo y hacer lo mejor que podamos con tal de salvaguardar lo único que es nuestro en la vida: lo único que lleva nuestra sangre, parte de nuestros huesos y carne de nuestra carne. Esos son tus hijos, ámalos y cuídalos entrañablemente. Si lo haces, te bendecirán el día de mañana. Y si los abandonas, no desearán conocerte. ¡PIÉNSALO!



lunes, 1 de junio de 2015

TEMA: (CONTINUACION) EL MANIPULADOR 1

 La manipulación estará apuntada a dos áreas: el ha­cer y el ser.
A. El Hacer.
El manipulador descalificará, cuestionará y rebaja­rá todo lo que hagas; dirá:
  • Estás mal sentado.
  • Te pusiste mal la peluca.
  • ¡Qué ignorante!
Su objetivo es quebrar la estima y una acusación constante logrará deshacerla.
B. El Ser.
Desvalorizará tu motivación, inventará malas deci­siones para llenarte de culpas y malestar. En psicología, ese mecanismo se llama “sataniza­ción”: él quiere hacerte creer que eres lo que no eres, que tienes características de una mala persona. Lentamente te aislará de los que quieres, de quie­nes te pueden ayudar y se unirá a otros para armar sus propios bandos.
2. Identikit de los Manipuladores.
A. Se sienten grandes y poderosos. Intentan de­mostrarte que ellos saben cómo hacer dinero, un buen negocio, tener una pareja feliz, cómo criar bien a tus hijos, etc. Te van a contar mu­chas historias en las que siempre serán los hé­roes y jamás escucharás palabras como “no lo sé” en su boca, ya que aparentan saber todo.
B. Tienen doble vida. Te dicen una cosa y hacen otra. Aparecen como seductores, amables, ele­gantes,personas geniales; pero todo eso es só­lo una fachada. Si investigas, verás que en su pasado sólo hay “ex amigos”, muchas deudas y resentimiento.
C. Llevan cargas pesadas. Ya que para ellos la apariencia es sumamente importante, si se sienten descubiertos intentarán darte miedo. Después de hablar con este tipo de gente, no te quedará ni una gota de paz, sino una gran sensación de malestar y temor.
D. Tienen envidia. Los acosadores, por lo gene­ral, no atacan a cualquiera: buscan gente que es querida, que tiene capacidades y reconoci­miento público. Tu éxito los incomodará y les hará sentir mucha rabia. Ellos saben que tú tienes potencial, talento, carisma y condicio­nes que ellos no poseen. ¿Sabes qué es lo que pasa? Los manipuladores te envidian.
E. Son improductivos. Sus vidas no dan frutos: si indagas sobre sus vidas te darás cuenta de que sus historias, las cuales te parecían tan fantásticas, son simplemente eso, historias ficticias, no reales. No hay nada que ellos puedan aportarle a tu vida ya que sus actos sólo los llevan a vivir en más miseria.


TEMA:EL MANIPULADOR 1

Ella, triste:“Me gustaría que me regalaras flores”.
Él, al día siguiente: “Mi amor, te traje flores”.
Ella, enojada: “Ahora no las quiero, no fuiste espontáneo”.
1. Estrategias de un Manipulador.
  • ¿Te sentiste alguna vez obligado a dar información sobre asuntos privados a quien no tenías intención de contarle nada?
  • ¿Te pasaron por alto, te atropellaron o te quitaron algo propio de una forma tan sutil que sentis­te temor de confrontar con quien lo hizo?
  • ¿Te está cos­tando dar tu punto de vista y admitir que quieres cosas diferentes a las que te proponen?
  • ¿Sueles dejar tus de­seos de lado para atender los anhelos o necesidades de otras personas?
  • ¿Sientes que quieren aislarte de la gen­te en quién más confiaste toda tu vida?
  • ¿Limitan, intencionadamente, tu acceso a cursos, pro­mociones o ascensos en el trabajo?
  • ¿Sientes que última­mente estás tomando decisiones que van en contra de tus valores o que haces cosas que normalmente no harías?
Si respondiste a más de una pregunta con un “sí”, déjame decirte que puedes estar siendo víctima de ma­nipulación y probablemente has sido engañado.
Cuando hablamos de engaño, no estamos hablando sólo de una equivocación de nuestra parte; todos nos equivocamos. Todos podemos “meter la pata”. Pero con el engaño es distinto: el que te engañó, lo hizo con la in­tención deliberada de dañarte. Se metió en tu mente, te sedujo y te utilizó.
Por lo general, los manipuladores estudian a las personas en busca de su vulnerabilidad, de su debili­dad. Ellos suelen tener como objetivo a la gente code­pendiente, crédula, gente con complejo de salvador o lle­na de culpa. Buscan personas que superponen la ama­bilidad a su propia dignidad, gente a la que le cuesta decir “no” y que teme a la confrontación. Debemos recordar que el único objetivo del mani­pulador es la destrucción y, para obtenerla, aplicará distintas técnicas:
Acoso moral: se da cuando el manipulador te grita o insulta, a solas o en grupo, asignándo­te tareas imposibles de lograr, atacando o des­calificando lo que haces o dices.
Maltrato verbal: es el que ejerce mediante amenazas o calumnias, destruyendo tu repu­tación, aislándote de otras personas, presio­nándote para que cambies de horarios, suel­dos o tareas, atacando tu religión o tus convic­ciones, poniéndote gente en contra o difun­diendo chismes acerca de ti.
El acoso es utilizado como un bombardeo psicológi­co que produce el exterminio emocional. Esto sucede durante un tiempo prolongado mientras el manipula­dor degrada y maltrata a su víctima sistemáticamente a fin de anularla como persona.
El manipulador trabajará adormeciendo a su vícti­ma, quien recién se dará cuenta de que es manipulada al año o año y medio de padecerlo. El manipulador ven­drá primero con palabras seductoras o de reconoci­miento, pero lentamente irá introduciendo su descalifi­cación, gritos e insultos. Cuando sea tu turno, te hará sentir permanentemente en riesgo de que si te equivo­cas de alguna forma, vas a perderlo. Si eres su víctima, probablemente comenzarás a alejarte de todos tus afec­tos porque tendrás una idea fija en su mente: obtener la aprobación y no perder al manipulador en cuestión.
Al principio, la víctima justifica su accionar y pasa por alto las agresiones.
Primero se pregunta:
  • ¿Por qué me pasa esto a mí?
  • ¿Qué es lo que hice mal?
Y luego minimiza la situación pensando cosas como: “Bueno, no es nada, en realidad estaba muy enojado y lo dijo porque tuvo un mal día, por eso me trató así”.
Suele sentirse confundido interiormente, con inmensos sentimientos de culpa y vergüenza. El problema es que cuantos mayores sentimientos de culpas y vergüenza sienta, mayor será el poder que el manipulador tendrá sobre su vida.



TEMA:(CONTINUACION)TÉCNICAS PARA ROMPER EL CÍRCULO DEL MIEDO

5. Generemos pensamientos de acción.
Se trata de concentrarte en las posibles respues­tas a la pregunta sobre qué puedes hacer. En pri­mer lugar, haz una lista de tus miedos y, luego, agrégale una acción posible de tu parte. Por ejemplo, si yo hago este negocio, ¿qué sería lo peor que pudiera pasar? Y ahora registra las respues­tas. Lo peor sería que me quedara sin plata, lo peor sería que me echaran de casa, etc. De lo que se trata es de hacer uninventario de todo lo peor que te podría pasar y, paralelamen­te, generar pensamientos de provisión. Si me quedara sin plata, ¿qué podría yo hacer para volver a generarla? Antes de encarar un nuevo desafío que te causa temor, piensa cómo resolverías los posibles miedos que surjan. Esto es lo que lla­mamos pensamientos de acción, pensamientos de previsión. Es decir, si me sucede lo que estoy pensando que puede pasar, yo puedo hacer esto. Si me pasa esto otro, puedo poner en mar­cha este otro posible plan de acción. Entonces, en lugar de dejar que el temor aumente nuestra imaginación, comenzaremos a elaborar pensa­mientos de solución.
6. Afirmemos nuestra estima, creamos en nosotros mismos.
Detrás de todo gran miedo, hay un gran temor. Es el temor al abandono. En todos los miedos que nombramos, en el fondo hay un temor a ser aban­donados. Recuerda en qué situaciones de tu in­fancia tuviste por prime­ra vez este temor y per­dona a las personas que te hicieron sentir de ese modo. El amor es el bienmás preciado que busca­mos todas las personas y el primero que puede dártelo eres tú mismo. Por amor a ti, suelta ese recuerdo triste. Del mismo modo que tenemos miedos, podemos también dejar de tenerlos. Dé­monos tiempo y tratémonos bien, sin presionar­nos, sin pretender ser valientes en un día.
7. Finalmente, decidamos compartir nuestra vida.
El egoísmo alimenta los miedos y las fobias. Al­gunas personas viven refugiadas en su miedo, pensando sólo en sí mismas y en sus propios te­mores, y así es como los síntomas crecen en quie­nes no pueden aprender a sacar algo de sí mis­mos y compartirlo con otros.
Sin apresurarnos, debemos darnos tiempo. Tenemos tres opciones. Podemos huir y tratar de evitar la situación que nos genera temor, simular que en realidad tenemos otro problema, o enfrentarlo y superarlo. La contracara del miedo es la motivación. Pero hoy, no esperes que te motiven de afuera, motívate interiormente y, si estás atravesando una situación di­fícil, ¡anímate! Establece nuevas metas. Un hombre y una mujer que tienen sueños y proyectos no ocupan su tiempo pensando en los miedos.
Si tienes miedos, la autoridad necesaria para domi­narlos y conquistarlos está dentro tuyo, eres tú quien está en control de tu vida. Corre hacia el rugido, hacia ese miedo, enfréntalo y vas a tener la batalla ganada.