miércoles, 18 de febrero de 2015

TEMA: LOS NIÑOS Y LA SEPARACION DE LOS PADRES.








¿Por qué papá ya no vive en la casa?
¿Por qué se llevo sus cosas a otra casa?
¿Por qué ya no podemos vivir todos juntos?
Estas eran las preguntas de un pequeñín de seis años. Su mundo se estaba cayendo. ¿Qué es lo que pasa? ¿Será que papá no me va a volver a ver? Y si no me ve, ¡me a va dejar de querer!, ¡se va a olvidar de mí, de cómo soy!. – Mamá: por favor, vamos a buscarlo para que lleve las cosas otra vez a la casa.
En una familia, la separación de la pareja es vivida por cada miembro de manera diferente y personal. Si para el adulto (mamá-papá) implica elaborar que se ha roto un vínculo, una relación, un proyecto de vida; para los hijos/as el divorcio implica pasar un proceso de pérdida.
La separación y el divorcio conllevan muchos cambios. Se modifican por ejemplo las rutinas, la distribución del espacio físico, los tiempos de compartir, porque se deben establecer horarios de visitas con lo pequeños y muchos otros más. Pero hay también a raíz de todos los cambios, hay un maremoto emocional al que son sometidos los hijos/as
Con una separación o un divorcio, se modifica el concepto social de familia. Esta familia que nos dibujan en los libros, que salen en las películas, que enseñan en las escuelas: Papá, mamá e hijos.
Pero ante la separación, qué sucede; ¿dejamos de ser familia? , ¿me quedé sin familia?. Definitivamente la respuesta es NO; sin embargo, debo elaborar que mi familia ha cambiado y que ahora somos una familia diferente. Menciono esto así porque, aunque usted no lo crea, los niños/as lo ven así. Para ellos la desintegración de la familia los coloca de alguna manera en la posición de huérfanos.
Las parejas optan por separarse o por divorciarse por razones complejas, algunas de las cuales tienen poca o ninguna relación con la incompatibilidad marital. A diferencia de la decisión de casarse, la decisión de separarse raramente ocurre por mutuo consentimiento de la pareja. En general, uno de los miembros es quien quiere alejarse del matrimonio más que el otro.
Esta comprobado que estas decisiones suelen presentarse en todo tipo de familias, sin hacer excepción por raza, religión, estados financieros, condición social.
A la separación física, le precede una separación emocional. Algo cambió en la familia, en la relación. De alguna manera se ve venir, y si no lo vi venir, fue porque probablemente el dolor de pensarlo fue tanto que me negué a ver las señales.
Es importante ver el divorcio como un proceso y no como un acontecimiento, con su propia trayectoria de desarrollo. Suele representar una transición entre varias fases, que comienza con la insatisfacción conyugal y que puede terminar o no con un nuevo matrimonio.
Ahora bien, la relación con los hijos/as también va a ser alterada de mucha o poca manera, dependiendo siempre del rumbo que le de la pareja. Es por esto que en ocasiones los que más tienen que asumir consecuencias son los hijos y las hijas.
Veamos algunas de las situaciones que se pueden presentar ante una separación y un divorcio.
1. La relación padres-madres/ hijos-hijas y el divorcio:
Un complejo balance de fuerzas psicológicas gobiernan la relación entre padres-madres / hijas-hijos en los matrimonios fracasados. De hecho, es evidente que aún y cuando, la relación de pareja, se mantenga en una ”atmósfera libre de conflictos” cuando la separación de la pareja se acerca, se generan tensiones que afectan de alguna manera a los hijos.
La relación padre/madre –hijo/hija es vulnerable a las tensiones maritales; paradójicamente también pudiera suceder que con la separación de la pareja, las relaciones con los hijos/as cambien favorablemente. He escuchado chicos decir que desde que sus papás se separaron pasan más tiempo con ellos (por separado), pasean más, discuten menos, conversan más.
2. Cambios en el cuidado infantil:
Se reestructuran los roles de cuido. Ahora mamá debe de pronto asumir uno días y papá otros. En algunos casos, uno asume las citas médicas, el otro los gastos de estudio. Los pequeños/as de pronto recienten la ausencia del que se fue, principalmente cuando surgen los imprevistos y se debe recurrir a alguién ajeno a la familia por ayuda. La queja de muchas madres es que la distribución de tiempos no es justa: mientras con ellas ven deberes, tareas, exámenes; los fines de semana con papá van al cine, a fiestas, a romper hábitos alimenticios. Se puede entonces entrar en un conflicto por lo que cada uno considera necesario dar a los hijos mientras están con ellos.
3. Temor al abandono:
Los niños/as y adolescentes son vulnerables al sentimiento de perdida de la seguridad, el apoyo y la protección. Se enfrentan a un mundo menos confiable. Los más pequeños se suelen preocupar por quién los va a cuidar y quién los va a alimentar. Su temor, también tiene que ver con la relación que se establecerá con papá y mamá despues de la separación. Pueden pensar que si la unión marital pudo disolverse, su relación podría también terminarse. Muchos pueden experimentar sentimientos de abandono y miedo a quedar solos.
4. Efectos del divorcio en los niños/as de corta edad :
Glyk (2003) plasma en su libro de terapia familiar y conyugal que son varios los motivos que llevan a suponer que los conflictos matrimoniales van a impactar más negativamente a los preescolares, pues durante la infancia temprana es más probable que los niños se culpen a sí mismos de las disputas de sus padres o que piensen mágicamente que pueden intervenir eficazmente en las mismas. También requieren de una supervisión más estrecha y tienen una menor autonomía, de manera que su capacidad para marcharse cuando se produce una situación tensa entre la pareja también es menor. Finalmente, en los pequeños es más probable que manifiesten conductas disruptivas de forma manifiesta y repetitiva (gritos, rabietas, desobedecen las ordenes relativas a las rutinas del hogar, a las comidas o al momento de irse a la cama) y a su vez estas conductas pueden aumentar el riesgo de conflictos entre los padres por la socialización del niño y deteriorar el nivel de satisfacción matrimonial.
Los niños a tempranas edades confían en la estabilidad del matrimonio y en la familia. Cuando hay secretos que dificultan la estrecha relación entre sus miembros, la familia se desorienta, pierde el rumbo.Entonces, los hijos que han vivido en medio de ocultamientos y mentiras, dejan de confiar en lo que se les dice, y por consiguiente, se vuelven inseguros y dependientes. Cuando al fin la estructura familiar se derrumba, quiza no haya ninguna relación sincera a la que recurrir y los hijos se sientan lanzados a la deriva.
Seguiremos desarrollando este tema en una próxima entrega.

TEMA: LOS NIÑOS Y EL DIVORCIO

Qué pasa cuando papá y mamá se  divorcian?
El egocentrismo en niños pequeños hace que muchos de ellos tiendan a considerarse en estas situaciones los causantes de toda desdicha, se sienten culpables y suponen que en verdad lo son.
Aunque el secreto del conflicto entre los padres,  quede al descubierto, la situación puede ser perturbadora. Los niños y las niñas no tienen poder para modificar la conducta de sus padres, pero mediante su conducta pueden hacerles la vida imposible  y/o hacérselas a sí mismos. Algunos pueden sentir la necesidad de  atacar con furia al progenitor que según ellos,  ha traicionado la seguridad de la familia.
Los síntomas de inseguridad, las regresiones conductuales, la angustia manifiesta en el conductas tales como el aferramiento , enuresis, encopresis, llantos desmedidos, conductas agresivas,  chupeteo del pulgar, piromanía, rabietas, terrores nocturnos … de hecho, cualquier cosa que parezca una respuesta apropiada al miedo de que su familia esté a punto de ser destruida
Otro de los conflictos existentes para los niños(as)  es llegar al cuestionamiento de con quién me quedo o a quién le hago caso. A algunos niños y niñas entonces les podría resultar más fácil agruparse en torno del cónyuge abandonado, pero esta alianza puede ser muy  frágil porque uno y otro se turnan en tratar de recobrar al que se fue. Varios investigadores han tratado de comprender y medir el impacto del divorcio sobre los hijos. Todos los estudios indican que es desastroso. Los más optimistas suguieren que la mitad de los hijos de un divorcio vuelven a una vida normal cinco años después de este. Todo síntoma posible ha sido atribuido al divorcio, probablemente con razón. No es raro que el conyuge abandonado se recupere por completo, en tanto los hijos continúan bajo los efectos de la conmoción.
Los niños terminan pensando, sintiendo y creyendo que tienen que tomar partido. El problema a veces se incrementa cuando quien  tiene la custodia es el responsable de las cuestiones de disciplina y comportamiento, mientras que el otro suele traer regalos y se lleva a los niños a lugares divertidos.
Sin embargo, el divorcio muchas veces puede ser la salvación para la estabilidad de la familia, así que se debe de trabajar con ellos para eliminar todo sentimiento de culpa y poder hacerlos comprender que es lo mejor.
Una de las cosas más importantes es explicarles que la pareja es quién se divorcia, no los padres de los hijos. Es un  hecho, que  en algún momento tienden a culpabilizarse,  aunque sus padres o familiares les aseguren que no son responsables. Tenga presente que eventualmente pudieran  sentir que su supervivencia está siendo amenazada entonces sus mentes les juegan una trampa al pensar que si hubieran hecho algo diferente o mejor, sus padres seguirían juntos.
La separación de la familia  produce sentimientos de abandono, duelo y pérdida, y esto se da  independientemente de la edad. Podría ser que los niños sientan que reciben menos atención de los padres durante este periodo,  debido a que su  atención esta dirigida al proceso del divorcio y a los nuevos planes de vida. Es probable entonces que los niños respondan con conductas desobedientes, enfadadas, exigentes o depresivas.
Glick y otros (2003) en su libro Terapia conyugal familiar explica que es conveniente recordar que, al igual que muchos otros problemas, el divorcio es un proceso y no un acontecimiento aislado. Inicialmente, la mayoría de los hijos/as lo único que saben es que el divorcio es inminente. Los hijos/as no conocen realmente que significará la separación para ellos hasta que hayan vivido la experiencia, y normalmente no saben qué preguntas plantear al principio. Los padres/madres deben de hablar del divorcio con los hijos varias veces en las semanas posteriores, conforme se hacen los planes. De esta forma los niños estarán anuentes a hablar al respecto y sabrán que cuentan con tiempo para ser escuchados y tomados en cuenta, no aislados como suele suceder. Pero sobretodo se debe ser sincero y comunicar con palabras sencillas lo que está ocurriendo.
Ante una situación como esta, tome en cuenta que:
•    El divorcio suele tener repercusiones en las etapas del desarrollo de los niños/as; sobre todo a nivel emocional, por eso  es importante que busque ayuda de algún especialista.
•    El divorcio no solo es una separación o ruptura entre los padres,  sino también en  la relación con  los hijos(as) o por lo menos con sus fantasías.
•    La influencia del divorcio, el tipo de trato y el ambiente familiar que exista, va a repercutir en el niño(a); siendo este quien presenta los síntomas de la situación.
•    Los padres deben mantener al margen sus discusiones y no involucrar a los niños(as) en sus conflictos.
•    Por más razonable que ocurra la separación, los hijos siempre van a manifestar algún tipo de reacción ante lo que sucede con su familia.
•    Los niños(as) tienden a culpabilizarse de la situación, es por eso que al niño(a) se le debe de recordar que este proceso no es con él o ella; sino una cuestión de pareja.
•    Cuando los niños/as son pequeños, algunos padres tienden a ignorar su proceso, y lo tapan con la excusa de que no entiende porque es muy chiquitito(a), así que no los suelen llevar a terapia, a no ser que tenga algún problema en su comportamiento o actitud que les preocupe. Es necesario hablar sobre la situación y preguntarles  como lo van elaborando.
•     Al niño se le debe comunicar siempre la situación y hablarle con la verdad de acuerdo a su edad y a las inquietudes que este tenga.
•    Es recomendable que aunque no se presente ninguna conducta adversa el niño(a) participe en un proceso terapéutico para desahogar todos los sentimientos que muchas veces reprimen.
•    Se debe respetar y entender los sentimientos del menor aunque sea este muy pequeño y se crea que no comprende.
•    Si los padres se comprometen a darle una estabilidad al niño(a), este proceso será más fácil, para él o ella.
•    Papá/mamá  deben de tratar de ponerse de acuerdo en cuanto a las reglas y formas de crianza para así no desestabilizar más el proceso, ni dejar que surjan preferencias o manipulaciones.
•    El divorcio es de los padres, así que los hijos deben de estar presentes solo en casos que lo amerite. Importante que la casa no se convierta en un ring de boxeo.
•    Es importante cumplir  las promesas que se les hacen y procurar ser realistas con ellos.
•    La terapia es un trabajo conjunto, tanto el padre como la madre deben de estar no solo de acuerdo a que asista sino también en participar en este.
•    Nunca se debe de comparar las pérdidas, cada niño lo vive distinto.
•    El niño no solo pierde a su ”familia” sino que que  hay perdida de expectativas de que la familia seguirá unida,  de confianza, de familiaridad y de las rutinas, de seguridad, pérdida de residencia, y/o cambio a doble residencia.
•    Se debe procurar abrir espacios dentro de la familia para que ellos puedan expresar sus sentimientos, y aclarar sus dudas.




TEMAS :RELACIONADO A LA FAMILIA

¿Cómo afecta a un niño la separación de sus padres?



    Hay que tener más detalles y ser explícitos en el cariño que se le da al niño. Como algo se ha quebrado, este puede pensar que ya no lo quieren
    Karina Shiroma, psicóloga educacional

    Todo niño que tiene una familia crece con la idea de esta es para siempre. Una ruptura como el divorcio de sus padres es una experiencia muy fuerte para ellos. Así lo señaló la psicóloga educativa Karina Shiroma. 

    “Los niños (que experimentan el divorcio de sus padres) están distraídos en clases, decaídos, más pensativos o callados. Si es una niña muy sociable o alegre, el cambio es notorioy puede reflejarse en las notas. Hay niños más irritables o intolerantes, con un fastidio interno”, acotó. 

    Los sentimientos que suelen vivir estos niños son de tristeza, ansiedad o culpa, pues a veces piensan que algo que hicieron ocasionó la separación; otros se bloquean pues el divorcio es una experiencia fuerte que no quieren conectase con sus emociones sobre todo al inicio. 

    ¿Cómo ayudar al niño cuando el divorcio de sus padres es un hecho? ¿Cómo deben papá y mamá decírselo a su hijo? ¿Deben ser más explícitos al expresarle su afecto? ¿Es bueno ocultarle al hijo la tristeza por la separación o mostrarse sincero con él?

    Para Shiroma es importante que ambos padres hablen juntos con el niño y no lo hagan por separado para evitar dar mensajes diferentes y causarle confusión. La comunicación “debe ser clara, concreta, sin dar mucho detalle y sin mentiras”, explicó. 

    “Tienen que ponerse de acuerdo sobre qué se le va a decir al niño. No tanto el detalle sobre qué pasó, sino explicarle el por qué en forma genérica diciéndole que ‘no logramos comprendernos, papá y mamá se han estado peleando mucho, debemos darnos un tiempo´”, indicó. 

    La experta dijo que es importante explicarle que la separación es un problema de los padres y que los niños no tienen nada que ver con el asunto. “Los hijos que atraviesan esta situación pueden responsabilizarse o culpabilizarse por las dificultades entre los padres”, comentó. 

    Asimismo, indicó que es necesario explicitarles a los niños el amor que se les tiene a cada uno de ellos. “Hay que tener más detalles y ser explícitos a ese nivel. Como algo se ha quebrado, el niño puede pensar que ya no lo quieren”, advirtió Shiroma. 

    Además, dijo que es indispensable que los niños sepan que el divorcio es un episodio triste y pueden conversarlo cuantas veces quieran. “Es bueno propiciar espacios donde los niños puedan expresar el tema, sus emociones y pensamientos”, precisó la experta. 

    Papel de la escuela

    La separación de los padres es un hecho muy fuerte y doloroso para el niño. “Cuando sucede la separación lo primero que debe hacer el maestro es observar mucho al niño, ver los cambios a nivel de conducta, académico, social o a nivel de apetito”, señaló la psicóloga educativa Karina Shiroma. 

    La especialista explicó es bueno preguntarle al niño si quiere que la profesora sepa del problema entre sus padres, pues la tutora que es la más cercana para el niño en la escuela. “Su papel es fundamental para que sepa que en el colegio hay una persona que puede acompañarlo en el momento que lo necesite”, manifestó.

    Según su experiencia, el niño puede sentirse más libre de conversar con alguien que está fuera de la familia de lo que está sucediendo en casa. “Necesitan compartir su tristeza y experiencias que le causan mucho dolor y se podría pedir una ayuda externa para el niño según el caso”, acotó.  

    Consejos prácticos para padres separados 

    - Evite incumplir con lo que le promete al niño. “Decirle que papá irá a verlo y cumplirlo, pues hay padres que se emocionan y ofrecen mucho, pero no lo cumplen. El niño puede desilusionarse y a dejar de creerle a los padres por sus promesas”, dijo Shiroma.

    - No salga en familia y organícese para que el niño tenga un espacio con papá y mamá por separado

    - Cuando el padre quiera visitar a sus hijos después de salir de casa, es bueno establecer límites, por ejemplo que no tenga la llave de la casa. 

    - Cuando la separación genera mucho conflicto a la pareja hace mucho daño a los niños. Es importante que los padres sean lo mas racionales y busquen algún apoyo externo si saben que no pueden la relación con la pareja. 

    La persona que vive con el niño tiene que ayudar a que el lazo entre el hijo y el padre que vive fuera de casa se mantenga. Es bueno darle pistas y elementos al papá sobre qué le gusta al hijo para que no pierda el vínculo con él.